Travesuras de Tomás I
Hacía un par de días que estaba usando un nuevo jabón natural para el baño, de esos que salen por la tv donde siempre hay alguna mujer hermosa disfrutando de un exquisito baño de espuma, de aquellos que son muy aromáticos. Luego de cada uso lo dejaba en la jabonera de la ducha. Aquella tarde cuando me disponía a bañar, me llevo una sorpresa: encuentro el jabón partido contra el suelo con algunas marcas de dientes y que le faltaba alguno que otro pedazo: semejaba un rompezabezas. Lo primero que pensé, ratas?¿? nooo imposible, si tengo 3 gatos adultos viviendo conmigo, no creo que ninguna se atreva a tanto! Observando al detalle, percibo marcas de colmillos gatunos, me parecía increíble que mis bebes comieran jabón, si un jabón puajjjjjjj!!! Me dio escalofríos con sólo pensarlo. Me di la vuelta y fui directo a la habitación donde estaban mis tres angelitos descansando con la panza apuntando al cielo encima de mi cama, como reclamándole a la lluvia que alivie ese agobiante verano. No necesité investigar mucho, había uno de ellos con jabón en las uñitas, había un trozo a su lado y varios fragmentos en el resto de la cama. Me acerqué a su boquita y sentí un gran alivio de no verle jabón dentro, aunque eso no era garantía que no hubiera tragado nada. Al instante me imaginé como sucedió la travesura: supongo que el "aroma therapy" atrajo su curiosidad, al intentar acercarse para ver, se paró sobre sus patitas traseras, estiró sus manos, enganchó la pastilla con sus uñas, ésta resbaló hacia al suelo, partiéndose en la caida, transformándose en su diversión. Pero mi curiosidad me llevó a hacer una última prueba, le pasé el dedo al jabón y lo probé... era dulce.
El 5 de noviembre del 2009 el protagonista de esta historia cumplió 10 años, se llama Tomás. Y de la travesura que ocurrió aquella vez, cuando el sólo tenía 4 años yo tomé mis precauciones para que no jugara de nuevo con su dulce juguete de jabón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario